Un big bang, un estallido de soles
abrió el universo en la piel del alma,
que alumbraba una extraña armonía.
Resonó en sus venas el latido de las esferas,
que la llamaban, la atraían...
Pero sus alas tropezaban en las rejas del tiempo
y caía de nuevo al suelo, sin voz,
con las cuerdas rotas y herida.
La Vía Láctea se desdobló en letras,
en mágicos susurros, que llegaban
en haces de luz cada día...
Y ella los convertía en palabras,
que lanzaba al viento, como presagios
de esperanza y vida.
Al caer al suelo eran paisajes y poemas,
un valle de sueños, que rodeaban aquella casa
sencilla, humilde y callada...
Era la casa de la Felicidad, que resistía
tormentas y vendavales, retando al miedo,
con temple, fé y esperanza...
Pero el endiablado destino quiso probar
su inmensidad y le envió un big bang
de silencios grises, que borraban
las letras y la armonía de
su entraña...
...Y aquella pequeña casa se convirtió
en tierra, en niebla y en cielo
para ser lluvia y simiente
en el alma.
Un estallido de pétalos abríó el universo
en una flor silvestre, que alumbraba
soles de armonía y magia...
Resonó en su savia el latido de las esferas,
que la impulsaban hacia arriba...
El susurro del viento le trajo el beso de
la Vía Láctea, que se desdobló en paisajes
y valle de letras vivas...
Y apareció en su alma aquella casita
sencilla, humilde y callada...
Era la Felicidad, que latía en sus venas,
con el eco lejano y entrañable,
abrazando su entraña.
Mi gratitud por sus imágenes al blog:
Madrid 29-enero-2014
M.Jesús Muñoz