Con túnica transparente,
ojos lluviosos
y alma herida,
noviembre porta una vela
encendida;
camina atento
vislumbrando pueblos
en guerra, ríos desbordados
y mares de muerte
e infinita tristeza.
Como ánima en pena
vaga sin rumbo, susurrando
oraciones, que en bandada
ascienden por encima
del mundo;
presurosas tocan
las puertas del cielo
y su canto se posa,
suplicante y débil,
en el regazo inefable
del Dios Eterno.
Esperanzado y paciente
con su vela encendida
noviembre reza,
e incansable traduce
en las voces del tiempo
una respuesta;
inocentes
danzan las hojas,
humildes
los crisantemos sueñan
y generosas
las violetas besan las horas.
Imagen de Google.
Corral de Almaguer 12-noviembre-2024
M. Jesús Muñoz