Ciegos, pegados al asfalto,
a lomos del tiempo,
sorteando sombras y vendavales...
Corremos, vamos y venimos
retando a la muerte y al miedo,
que tintinea en los cristales...
No vemos la luz que nos llama,
nos da su aliento
y nos mira en el paisaje...
Ciegos, aferrados a la materia,
esclavos del trabajo,
de la vianda y la moneda...
Jugamos a vivir y a tener,
ignorando el ser y el espíritu,
que enjaulado, la libertad anhela...
No oímos la luz que nos grita,
y garabatea en el cielo:
¡¡ Hombre despierta...!!
Ciegos, egoístas y limitados
en nuestra muralla
que nos tapa el horizonte...
Acallamos la palabra,
al amigo ignoramos
y al vecino de enfrente...
No sentimos la luz que arde
y nos golpea el corazón
paso a paso cada tarde...
Ciegos, dormidos e indiferentes,
apegados a la rutina y costumbre,
que nos detiene e inmoviliza...
Nos olvidamos del alma,
que ansía crecer con la belleza,
el sentimiento y la vida...
No descubrimos en la luz:
la retina, la voz, el abrazo
y la esencia divina...
Ciegos, no vemos, no oímos,
no sentimos, ni descubrimos la luz,
que es camino, meta
y destino...
Imágenes del camino de Corral a Madrid.
Mas propuestas en el blog de Síndel:
Madrid 29-marzo-2016
M.Jesús Muñoz