A ratos te hablo en silencio
y en silencio tú me contestas;
vuela una hoja
que lleva el viento
y el viento trae el zumbido
de una sencilla abeja,
que zigzaguea y espera…
Nace una palabra tímida
con vocación de flor,
perdida en las nubes de la mente
y lentamente cae en la ribera
húmeda de la voz.
Allí fluye tu eco, inefable y cercano
nutriendo y dando vida,
polinizando al vocablo
que abre, ingenuo, sus pétalos
en tarde-crepúsculo de amor.
A ratos te hablo en silencio
y en silencio tú me contestas;
vuela un pensamiento
que lleva el viento
y el viento trae las notas de la lluvia,
que repiquetea
ventana
y aliento…
Son voces queridas, húmedas,
que mojan y calan,
llenan la fría distancia
de cercanos y eternos ecos.
Un río de sonidos, ligero, fluye
por el mapa del tiempo,
desentraña la palabra,
que se viste, sincrónica
de intuición e inefable aleteo
en la noche del alma.
A ratos te hablo en silencio
y en silencio tú me contestas;
vuela un gorjeo, que lleva el viento
y el viento trae la luz en bandada,
encendiendo el alba
en el oscuro universo,
que duerme la casa.
Y se encienden los sentidos
palpando las formas,
las pupilas y los gestos de la vida.
Habla la estancia y el paisaje,
pintan recuerdos, aromas
de la infancia dormida;
se escapa el ave de la imaginación
sobrevolando el tiempo
y oteando la dicha...
¡¡De nuevo empieza la vida...!!
Imagen de Google.
Corral de Almaguer 17-noviembre-2022
M.Jesús Muñoz