Duele la luz en los ojos,
la tierra en los pies
y el tiempo en las manos.
La luz atraviesa la retina,
despierta la ceguera
del alma y ahí acampa;
susurra,
canta,
grita.
Prende su llama
y arde la infinitud del amor
por encima de la duda,
de la evolución
y de la vida.
La tierra duele,
hiere los pies,
agrieta el cuerpo
y germina la flor
en las ventanas
de la mente
y en el balcón
del corazón;
somos tierra dolida,
polvo en los caminos,
piedra en la montaña
y humildad...
escalando el cielo.
Duele el tiempo en las manos,
reflejan la voz del instante,
el surco de las horas
y el trote insensible de los años;
mientras alumbran universos,
desmantelan estrellas
y rasgan la materia
en busca de la raíz
y el misterio.
...Y guardan las manos
los siglos del tiempo.
Somos tierra y tiempo
despertando
poco a poco
al grito de la luz,
que nos prende en el alma
la llama infinita del amor.
Imagen de Google.
Corral de Almaguer 29-enero-2024
M.Jesús Muñoz.