La nieve nos viste el año de silencios.
Pinta sorpresa en las pupilas,
revuelo de luces en el pecho
y un suspiro, que aletea en la garganta
y, libre, abraza el paisaje
y emprende el vuelo.
Transita desiertos de soledad
y oye la voz del misterio,
sabia y profunda,
que le invita a sentir y diluirse
en copos de olvido
y sencilla humildad.
Blanquea las calles y caminos
de la mente humana,
que se debate entre Ser o no Ser,
perdida entre la soberbia y la materia,
que le llevan al espejismo
de la nada.
Y ahí, en las calles y caminos blancos
nos derretimos en gotas
de tiempo y olvido,
mientras soñamos este presente,
que nos impulsa a volar
y escapar en un suspiro.
Que en paz nos eleva
para mirar en perspectiva
el paisaje de silencios,
que proyecta el tiempo
sobre la fragilidad
de este sueño de vida.
Imagen de Google: Toledo nevado.
Corral de Almaguer 8-enero-2020
M.Jesús Muñoz