Traje de nostalgia y batuta de oro
en la pasarela de soles y cielo.
Es el director de la vieja coral,
que afina la última sinfonía,
marcando el paso a las hojas y al viento.
Ha parado los ecos y las horas,
confundidos perdieron la memoria
y se esconden en el rubor de la tarde,
encendida de luz, pasión y canto,
grabando el latido y el aliento.
Ha parado los ecos y las horas,
confundidos perdieron la memoria
y se esconden en el rubor de la tarde,
encendida de luz, pasión y canto,
grabando el latido y el aliento.
Y cae el viento y las hojas al suelo
apurando el do de pecho de la luz,
que las tiñe de marrones y rojizos
y exhalan su fin, su historia y su paz
cuando la batuta se para en silencio.
Y la hierba es un lienzo de muerte y vida,
que enmarca el director de la vieja coral
y lo cuelga en las paredes del tiempo,
donde vuelven los ecos y las horas
para ser memoria, voz y sentimiento.
Que va escapando entre nubes y en bandada
como un rito, donde se sube la tarde
para ser un canto de oración y llama,
que arranca el milagro y la promesa
de volver a ser ecos y horas...
mañana.
mañana.
Cuando el director de la vieja coral,
afinando la última sinfonía,
marque el paso a las hojas y al viento
y pierda el tiempo la memoria del reloj,
grabando la pasión y el canto
en el alma.
Imágenes de Google
Madrid 30-septiembre-2013
M.Jesús Muñoz