La sensibilidad es la puerta
de la empatía.
Estoy atenta al color de tu silencio,
al grito de tu pupila,
a la luz de tus dudas
y a la expectante voz, ahogada,
de tus miedos.
Tu silencio pinta mi paisaje en la ventana,
tu pupila me conmueve y me alerta,
tus dudas profundizan
en el laberinto de la vida
y tu miedos deletrean la prudencia
y la calma.
La sensibilidad es la luz
de la intuición.
Estoy atenta a las nubes viajeras,
al baile de la parra,
al vecino canto del gallo,
al susurro cálido del viento
y a la campana, que resuena
en los pasillos del alma.
Las nubes, páginas que vuelan,
aves inspiradoras, sentires,
letras del sentimiento.
La parra va marcando la presencia
entrañable, el recuerdo eterno.
El gallo, reloj constante,
quiquirequea el tiempo.
El viento lanza al aire
sonrisas, voces, alientos.
Y la campana es tu alma
en infinito vuelo.
La sensibilidad, puerta y luz,
nos acerca a los límites humanos
y humildes, después, nos eleva a lo divino...
Imagen de Google.
Corral de Almaguer 31-julio-2022
M.Jesús Muñoz