Dispara, frío, el arco del destino,
rasga la piel quebradiza del tiempo,
que voltea los pasos del reloj.
Enreda la memoria y el olvido,
confunde la luz, la lluvia y el viento
y estalla un big bang en mi corazón.
En mi corazón se dibuja el mapa
donde busco tu tierra y tu camino,
perdida en ríos, bosques y desiertos.
Descubro el tiempo en mi reloj del alma
es paciente y constante peregrino,
que sigue la flecha del sentimiento.
Mi sentimiento apunta al infinito,
donde conviven tu estrella y tu sueño,
deletreando tu cielo y tu tierra
Abrazando tu grandeza de niño,
que en la noche se enciende verso a verso
y alumbra la eternidad del poema.
Poema que nos acerca y aleja.
Son veinte mil kilómetros por medio
y veinte centímetros por whatsApp
Ahí estás vigilante y alerta
superando la distancia y el miedo,
sobreponiéndote a la inmensidad.
Inmensidad que recorre al instante
mi fe y la magia de la sincronía
como una flecha entrañable de luz
Enciende voluntades en el aire,
acerca las palabras y la dicha
y son bandadas en el cielo azul.
Azul el cielo y oro en tu mirada,
donde respira el corazón del sol,
que sabe de afanes y soledades.
Apuntando en silencio a la diana
ayer era un sueño, hoy es amor:
tu preciosa Sofía, cara de ángel.
Un ángel en tu vida y tu destino,
dándote tiempo y oportunidad
para superarte en cuerpo y en alma.
A la cima, subiste, del abismo,
resiliencia que me hace respirar
y sentir la Providencia en tu entraña.
Entraña que mirando al infinito
sueña civilizaciones y estrellas,
que en la noche australiana te acompañan,
te dejan su bendición y su brillo
transformando en alegrías tus penas
y tus sueños en regalos del alba.
Imagen de Google: Brisbane, Australia.
Corral de Almaguer 27- agosto-2021
M.Jesús Muñoz