miércoles, 30 de octubre de 2019

DETRÁS DEL TIEMPO...


Trazas, en la quietud, tu paz a mano alzada 
y recompones el cuadro de mi equilibrio,
que balancea en la pared del sentimiento.
Intuyo el eco de tu voz y tu sentir,
vocalizando, latiendo 
detrás del tiempo.

Le pinto a la soledad razón y sentido
y alargo tu infinitud en el silencio.
Fluye tu río en los vértices de la noche,
se va llevando mis sueños perdidos,
mientras se escucha un canto de voces blancas,
que acompañan su curso
detrás del tiempo.

Ahora, en este instante, detengo mi vida.
Soy la sombra triste, que espera en la esquina.
En mi pupila, quieta, se esconde el alba
anhelando amanecer en grito de luz,
que prenda tu latido 
en la voz y la palabra.

En mitad de la calle se levanta el miedo
retando a la fortaleza de mi atalaya,
que se apoya en los cimientos del espíritu,
acunados por tu aliento,
detrás del tiempo.

Pero, el tiempo es el mismo,  yo soy el pasado,
que a cada instante se hace presente y futuro.
Oteo el recuerdo, el miedo y la esperanza,
que pintan camino y latido en la piel y el alma.
Y en este espejismo, de pronto soy y no soy.
Instante y eternidad
 en reto y lucha.

Tierra y cielo se atraen, se ignoran y se besan,
superando perspectivas y límites.
Ahí estoy, hilvanando el dolor y el placer
con tu inefable lógica de inspiración.
Paciencia y humildad unidas,
detrás del tiempo.

En la quietud, tu paz me impulsa al movimiento,
extiende el horizonte de mi soledad
hacia otras soledades infinitas.
Mil pensamientos llegan, en sincronía,
dialogando con mis propios pensamientos,
que vuelan abriendo estelas y caminos.
La vida me describe nuevas perspectivas,
otros paisajes y otras voces toman vida.

La noche es universo y me invita a soñar.
Un entrañable canto de voces blancas
fluye, late en mis venas, me va trayendo
a la memoria versos, sueños olvidados,
que me recuerdan tu voz y tu presencia
vocalizando, amando
detrás del tiempo.


Imagen de Google.
Madrid 30-octubre-2019
M. Jesús Muñoz

martes, 15 de octubre de 2019

LA GEOMETRÍA DEL TIEMPO.


A veces el tiempo abandona el reloj,
deja de ser número, cristal y broche.
Se engalana con los rubores del alba
y los reflejos plateados de la noche.

Emerge en la geometría de las cosas,
se hace raya y caracol en tu escalera
y simetría en tu cabeza trenzada
por los dedos de tu legendaria Grecia.

Garabatea en tu imaginación
mientras recorres el viejo laberinto
del pasado, que se abre como un espejo
reflejando aquel colegio olvidado.

Se convierte en hilo horizontal que cose
los puntos cardinales de tu estrella
y danza después en mil universos,
que te abrazan, te inspiran y te elevan.

Traza perpendiculares y secantes,
rutas de norte a sur que cruzan el cielo,
dando a tu corazón horizonte y alas
para expandir la estela de tu sueño.

Serpentea con la lluvia por el cristal,
limpiando tu destino y tu camino, 
que reflejan la transparencia de tu entraña,
y tu sentimiento retando al olvido.

El tiempo se ha escapado del reloj de casa
y corre por la geometría de la vida,
trazando rectas, curvas y circunstancias,
que te conducen al dolor y a la dicha.

Se ha empeñado en dibujar lineas y versos,
que amanecen con los rubores del alba
y se duermen en los pliegues de la noche,
tocando la memoria mágica del alma.

Desde allí, el tiempo puntea la calma,
invitándome a caminar por la espiral
de los sentidos, hacia la geometría
de las vivencias sentidas contigo.

Imagen de Google.
Madrid-15-octubre-2019
M. Jesús Muñoz