Me perdí en las hojas arrugadas del tiempo,
buscando salida en el laberinto de las horas.
El tic-tac del silencio fue alternando
la curiosidad y la duda,
que garateaban de misterio
la claridad de las cosas.
Revoloteé en las pupilas del alba,
que deslumbraban mi latido y mi vuelo,
vagando sin rumbo, hasta posarme
en el último suspiro de la tarde,
que acariciaban las tejas
del viejo alero.
Acurrucada, me deslice por el resquicio de los sueños
tocando otra dimensión, donde la infinitud,
nota a nota, fue rasgando la melodía
profunda y entrañable de mi alma,
que extasiada se reflejaba
en los ojos de la luz.
Y desperté portando en mis manos un regalo,
que fui abriendo poco a poco cada día.
Era el misterio, que se posaba en mi piel
y en mis sentidos, desplegando
su belleza, su fortaleza y su amor
llenando de vida el dolor
y la dicha.
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Madrid 23-septiembre-2022
M.Jesús Muñoz