LA HUELLA DEL PEREGRINO...

Añejos, rojizos caen los días,

 en eterna danza de hojas al vuelo,

que buscan cielo
 en su propia locura

al compás de caduca sinfonía,

que las duerme estrelladas en el suelo,

olvidando su meta
 y su cordura.

Y los ojos siguen soñando vida

en la canción sempiterna del viento,

que asciende del abismo
 a las alturas.

Donde retan el relámpago y el trueno
a la inocente y oscura semilla,
que acunada nace 
entre tierra y agua
buscando el sol, el espacio y el tiempo
para ser tormenta de flor y espina,
 arrasando el cuerpo
y templando el alma.
Y en la canción sempiterna del viento
los ojos sueñan, recuerdan y olvidan
aleteando en 
esta eterna danza.

...Que nos eleva entre fuego y ceniza

recreando el arte del destino,

esculpiendo la figura
 y la entraña

a golpe y requiebro de muerte y vida,

que se enciende y se apaga en el camino.

...Y aletea el grito
en vuelo del alma,

 asciende como águila a la cima

y otea la huella del peregrino,

que fluye divina
 en ardiente calma...

Viste los ríos de luz y silencio
con su túnica de humilde esperanza,
 nos deja flor de memoria 
y olvido,
que alumbra un beso callado en el tiempo
para ser presagio de amor al alba,
temblor de cielo 
y piedra en el camino.
...Y caen los días en danza y en vuelo,
arrasando el cuerpo, templando el alma
oteando la huella
 del peregrino...

Dios nos ha dado alas de espíritu para volar alto,
tan alto como las águilas y descubrir que
sus pensamientos y sus caminos son más altos
que los nuestros...¡¡Atrévete y vuela!!
(Isaías 40:31)

Imágenes de Google.
Madrid 13-diciembre-2013
M.Jesús Muñoz